Era chiquita, fácil de usar, y no había que ser un especialista, ni tener conocimientos previos, para obtener buenos resultados. A partir de su aparición todos los eventos cotidianos quedarían registrados para siempre.
La Kodak Fiesta, fué la estrella de reuniones familiares, de picnics de la primavera, de los actos escolares y de las vacaciones.
Con un precio accesible, irrumpió en los hogares argentinos, que hasta entonces, para tener un recuerdo fotográfico, debían recurrir a un estudio, o pagar los servicios de un fotógrafo.
Las fotos tenían un formato de nueve por nueve, con un recuadro blanco. Como tenía una sola lente, había que acercarse o alejarse, para obtener distintos planos.
Pero, con la Kodak Fiesta
En los primeros modelos, había que comprar los flashes, que se ponían en la parte superior: un cubo de cuatro lamparitas, cada una servía sólo para una foto, y giraba con cada disparo. Y claro, no había que olvidarse de cambiarlo después de la cuarta toma.
Pero todo se simplificó con la aparición del modelo de Kodak Fiesta con el flash incorporado, una revolucionaria novedad, que terminó de insertar, definitivamente, a la fotografía, en la vida cotidiana de los argentinos.
Vos?... la usaste?
