En el verano del ’69 – ’70 aparece en Uruguay, mas precisamente en Punta del Este, en los jardines del Cantegrill Country Club, una novedad.
De 52 metros de largo y 7 metros de ancho, pronto se convirtió en el divertimento de moda: La alfombra mágica, o el tobogán gigante.

En Buenos Aires, rápidamente, aparecieron en distintos puntos de la ciudad.
El más concurrido fue el de la Ciudad Deportiva de Boca.
Sobre su superficie ondulada, los que se animaban a este juego, se deslizaban, sentados sobre bolsas de arpillera que servían de deslizantes, y los más osados se lanzaban parados, como surfeando, en la superficie.

Todos decían disfrutar de este divertimento de moda, a pesar de algunos golpes y caídas, y además de tener que subir interminables escaleras para llegar al punto más alto del tobogán. Pero nada de esto importaba, con tal de sentir la sensación de volar, aunque sea sólo por un minuto.

Te acordás?

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